Con motivo de realizar varias publicaciones semanales, hoy comienzo a escribir en el blog a propósito de una escena de la película No country for old men, dirigida por los hermanos Coen (Ethan Jesse Coen y Joel David Coen). En ella se observa al asesino a sueldo Anton Chigurh (papel interpretado por Javier Bardem) pagando en el cajero de una estación de servicio. Dejo la escena para que interpretéis su significado:





Tan anclados a una forma de pensar está, que el regente de la gasolinera se aterra al ser ofrecido el lanzar la moneda. Sin embargo, como bien podemos comprobar al realizar la visualización del fragmento, no le ocurre nada al cajero y Anton Chigurh se retira (aunque más tarde acabe esta escena de otra manera). Pero, ¿no es cierto que todos nosotros actuaríamos de forma similar ante esta situación, esto es, sacando conclusiones precipitadas?

Sobre esta materia he, pues, reflexionado, y me encuentro delante de las siguientes cuestiones. Aunque nos demos cuenta de comportamientos innecesarios y que siguen una costumbre, así como pensamientos siguiendo unos prejuicios que se han ido estableciendo en nuestra mente, ¿no es probable que también lo estén el resto de nuestros razonamientos, y nunca lleguemos a alcanzar un conocimiento cierto de ningún hecho? ¿Podría ser que, hechos cuya explicación creemos básica se basen en intuiciones erróneas? De esta manera, se puede concluir, por ejemplo, que la causalidad que admitimos como inequívoca sea una conclusión errónea provocada por la costumbre de analizar un hecho como consecuencia de uno que ocurrió anteriormente (post hoc ergo propter hoc)...


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